Cuando eras muy pequeño/a tuviste una época en que siempre estabas preguntándote «¿por qué?». A veces incluso te ponías muy pesado/a seguramente, pero era normal y sano que lo hicieras. A eso se le conoce como pensamiento interrogativo y es muy positivo que lo sigas haciendo, aunque ahora lo busques en Google en vez de preguntar a tus padres.